Los niños tienen hambre, mi mujer me reclama que asalto a personas sin dinero, que soy flojo pero es que en este pueblo quién va a tener dinero, la fábrica cerró después que la robamos e hicimos el gran fuego, bailamos como diablos alrededor de la candela, todo en llamas explotando y haciendo ruido. Llamo al Wilmito para que me acompañe al cambural, la hacienda de Ño Candelario, ese viejo desgraciado, la tiene cogida conmigo desde que no lo ayudo a desmalezar. El Wilmito acaba de salir de la cárcel y me dice que ahora forma parte de la banda del Tren de Aragua, que ya no roba cambures, que suyo son los secuestros y brindar protección, quedamos en reunirnos. Me voy con mi hijo mayor, entramos de noche como gatos, y cortamos varios racimos de cambures por la mitad. Ahora me dicen que Ño Candelario montó en furia, que me cuide porque contactó a los del Tren de Aragua, pero yo soy amigo del Wilmito, él me protegerá… Es de noche y el niño no regresa de la escuela, mi mujer está preocupada, me grita que vaya a buscarlo, al abrir la puerta tropiezo con el cuerpo de mi hijo, está colgado por los brazos picado y por la mitad, el Wilmito grita de lejos: «el otro pedazo cuelga del puente que va pa´Caracas”.

*Cambur: voz venezolana para el banano.
*Cambural: zona sembrada de matas de cambur.
*Tren de Aragua: banda de delincuentes conformada por más de doscientos malandros, una de las más grandes de Venezuela, opera en el Estado Aragua y en otros Estados colindantes.

Angeles Pereira


“Proyecto apoyado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes”